El pasado 27 de octubre nos levantamos con la noticia de la muerte de Lou Reed. Uno de los pioneros del rock, un rocker en activo, alternativo, atrevido, peligroso, y un chuletilla de primera en sus años más explosivos (todavía está fresco en la memoria el primer concierto suyo al que asistí en Junio de 1980 en las Arenas de Barcelona, durante la gira Growing up in public) no ha superado las complicaciones surgidas tras el trasplante de hígado al que se sometió el pasado verano. El "original" estaría pulverizado después de sus años por el lado salvaje. Curiosamente donde menos podríamos imaginarle es sobre una bicicleta, pero era usuario asiduo en su Nueva York, donde la usaba habitualmente para sus desplazamientos.
New York no será la misma ciudad a partir de ahora.
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