lunes, 19 de mayo de 2014

Por los alrededores de Martorell

Apetece visitar nuevos rincones, tomarse las rutas con calma, sin estar pendiente del reloj, observar las vistas reconocibles y reconocidas desde otros ángulos. Y sin  tener que cargar la bici en el coche ni hacer un buen puñado de kilómetros.

Con esa intención, y sin que sirva de precedente con la pequeña mochila a la espalda y un menudo bocadillo además del plátano de rigor, me dirijo al río Llobregat para remontarlo hasta Castellbisbal. Afronto la trialera imposible de la iglesia, mitad a pie porque el desnivel y los obstáculos me impiden hacerla entera montado sobre la bici: corta pero difícil. Cruzo el pueblo para salir a la carretera de Terrassa y tomar unas pistas que me conducirán hasta la apacible localidad de Ullastrell.

Robledal
Hasta ese punto el recorrido ha sido tranquilo, por pistas, sin mayores complicaciones que la corta trialera de Castellbisbal y las nubes de mosquitos que atravieso a toda velocidad por el camino del río. A partir de Ullastrell se complica un poco, sólo un poco. Sigo sin encontrarme con grandes desniveles que superar y el recorrido no tiene mayor dificultad, pero ahora sí descenderé por un pista con fuerte pendiente y el firme pedregoso, ascenderé un bonito sendero y llegaré a la Riera del Morral del Molí, no sin antes encontrar una zona umbría con unos espectaculares robles que invitan a descansar bajo su sombra.

La Riera del Morral del Molí es realmente divertida. El camino la cruza constantemente y avanzo en algunos tramos por el mismo lecho pedregoso o directamente por el curso del agua. Me encuentro con espléndidos rincones que el paso del río ha modelado después de muchos años, con la rojiza roca formando curiosos perfiles.
En la Riera del Morral del Molí
Aparezco frente a Martorell y me dispongo a descender hacia Esplugues. Al cabo de unos metros me encuentro de frente con el Pont del Diable. Ese monumento rodeado de casas, carreteras, vías de tren, autopistas, autovías, polígonos industriales... Encantador. Nunca había tenido la oportunidad de verlo de cerca. Enorme puente de origen romano, con restos de arco de triunfo incluido, ha sufrido diversas reconstrucciones a lo largo de los siglos, siendo la última de 1963. Atravesarlo y observar el entorno desde su gran altura vale la pena... y luego descenderlo con la bici.
Pont del Diable, Martorell
La vuelta a Esplugues sin mayor contratiempo por el poco encantador camino de río, por usar un adjetivo generoso. Sólo el viento que durante los más de 20kms me estuvo atizando de frente.

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