domingo, 3 de mayo de 2015

Vilaplana, La Mussara y Avenc de la Febró.

El seguimiento de la previsión meteorológica diariamente antes de una salida es primordial para que ésta tenga éxito. El fin de semana era de lluvias, que poco a poco se fueron definiendo hacia el norte, dejando unas pocas nubes y sol hacia el sur. Así que cancelamos la ruta a Ensija y nos vamos a la sierra de Prades, cerca de Tarragona. Y con un día espectacular comenzamos a andar, quedando demostrado que la mayoría de veces las previsiones son certeras, y más si se consultan varias fuentes.

La Mussara
Punto de partida: Vilaplana. En la comarca del Baix Camp y a los pies de la sierra de La Mussara, en las montañas de Prades. Luce un sol espléndido pero hace viento. Tras atravesar el pueblo ascendemos suavemente entre el bosque de pinos que de vez en cuando deja ver el llano entre la sierra y el mar, con un aspecto todo muy mediterráneo. Al alcanzar los riscos el camino se empina y el ascenso se hace más lento. pero ganamos metros fácilmente. Al final de la ascensión nos espera La Mussara, el pueblo abandonado al borde mismo del precipicio. Detrás de él los promontorios de la sierra cubiertos de bosque y hacia el SE el mar y las sierras costaneras; incluso se adivina el Delta del Ebro entre la neblina. El día no es del todo claro. Y a ambos lados, de E a W, los peñascos verticales que miran majestuosos hacia el mar.

Cerca de La Mussara
Nos dirigimos hacia la carretera de Prades junto al refugio de La Mussara para cruzarla y tomar el GR que nos llevará hasta las cercanías de La Febró. El sendero al otro lado de la carretera pronto se convierte en una pista que tenemos que seguir hasta que damos con el PR, por el cual giramos para atravesar el Bosc de l'Avelló. Lo abandonamos sólo para desviarnos unos metros y ascender un saliente rocoso que nos permite ver por encima del bosque las cercanas planicies poco más altas hacia el Este. Y en dirección contraria unas caprichosas rocas forman unos bonitos riscos que culminan en La Foradada. Volvemos al camino después de unas fotos.

La entrada a la cueva
Al cabo de pocos minutos la pista se convierte en un sendero que atraviesa el Bosc del Panxó en ligero descenso para llegar hasta la pista que lleva al pequeño pueblo de La Febró. La dejamos al llegar junto a una balsa de agua para ascender siguiendo de nuevo las marcas del PR. En pocos metros abandonamos de nuevo la pista al desviarnos por un sendero hasta los Avencs de La Febró. Este bonito camino nos conduce entre el bosque sobre un risco con un par de miradores hacia Lo Barranc del Mas d'en Panxó, que en cualquier caso queda cubierto por el bosque y sólo es visible la vaguada que forma. Y en pocos metros llegamos a l'Avenc, puede que el punto culminante y más especial, donde pasaremos más rato.

Vistas durante el descenso.
El Avenc de la Febró es una grieta abierta en la rocosa cresta de unos peñascos. Tiene una longitud de unos 250 metros, entre 25 y 30 metros de profundidad y una anchura de 6 a 8 metros. La entrada al avenc por un extremo no presenta dificultades, tan sólo es necesario en algún escalón usar las manos pero no es ni complicado, ni expuesto, ni exigente. No hay problema para acceder incluso con niños. En uno de los lados de la grieta, bajo una balma, una cavidad en la pared, hay una cueva. Con un
espacioso interior y una gran estalagmita en medio. Es necesario acceder con frontales o linternas ya que en el interior reina la más absoluta oscuridad. La cueva estaba en el pasado repleta de estalactitas y estalagmitas pero fueron arrancadas para que el empresario Macià Vilà decorara su caserón de Reus a mediadios del siglo XIX. Sirvió como refugio de contrabandistas y bandoleros e incluso se cuenta que el general Prim, amigo por cierto de Macià Vilà, se escondió en ella. Cuando iluminamso el techo con los frontales se iluminan infinidad de puntos que parece estrellas en un cielo completamente oscuro; son las gotas de agua que se forman en el techo de la cueva.

Para salir del avenc lo hacemos por el otro extremo, por un paso equipado con peldaños clavados en la roca y un cable de acero en la parte final del recorrido. No tiene dificultad pero la ligera inclinación hacia atrás de la pared y el último paso lateral puede echar hacia atrás a más de uno.
En la grieta

Salida por el paso equipado
Ahora seguimos el camino hacia la Mussara para ir a buscar el de los Garrigots a Vilaplana. Al llegar a la carretera de Prades nos hacemos un lío ya que el sendero se pierde al otro lado de la carretera y nos cuesta encontrarlo. Lo más sencillo es ir de nuevo a la Mussara y tomarlo junto a la balsa hacia el O. Descendemos por sendero pasando por el Grau Roig con excelentes vistas; el día ha quedado todavía más claro y podemos ver el puerto de Tarragona, Salou, Reus y Vilaplana entre los verdes bosques y cultivos mediterráneos con el fondo azul que el mar ofrece.


Sencilla ruta sin ninguna complicación y por caminos bien marcados (nosotros nos pasamos de largo las marcas un par de veces, tanto "cascar" y tanta risa ).









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