domingo, 28 de agosto de 2016

Vuelta al Catllaràs

La prepirenaica Sierra de Catllaràs en la provincia de Barcelona es un espacio protegido, cubierto de frondosos bosques que alberga una gran variedad de vida vegetal y animal. Innumerables rincones y curiosas formaciones rocosas forman un paisaje peculiar. Salpicada de masías, ermitas, restos de actividad minera y prados para el pasto de vacas y caballos hacen que sea un lugar especialmente interesante.

La Roca del Catllaràs
Ésta ruta recorre una gran parte de la sierra, pasando por algunos de sus puntos más interesantes. Mayoritariamente discurre por pistas excepto un divertido tramo por un ancho cordal que en el mapa aparece con el nombre de la Serra de Faig i Branca. El recorrido a priori no parece muy técnico, pero algunas pendientes terribles por su pendiente y en un terreno suelto de piedras la complican si no queremos echar pie al suelo.

Parte de la pequeña población de Vilada por una pista en buen estado que poco a poco se va deteriorando sin suponer mayor problema. Al principio  asciende de manera suave pero la pendiente se va agudizando casi sin percibirse a medida que pasan los kilómetros lentamente. Cruza bonitos rincones como el Pas de l'Escalell,  Font de la Costassa y Sant Romà de la Clusa. Tras los primeros 12 kilómetros el GPS marca ya un desnivel positivo de 977 metros.

Sant Romà de la Clusa
El largo y fuerte descenso hacia el Xalet del Catllaràs, una construcción de Gaudí para los mineros ahora en desuso pero que está siendo restaurada, no presenta complicación aguna y se pierde mucha altura. Antes del Xalet encontraremos algún tramo en llano entre el bosque que nos permite rodar tranquilo durante algún trecho, ideal para recuperar un poco las fuerzas.

Tras superar el Xalet el camino vuelve a ascender, pasando por el Roc de la Lluna, en la que hay un mirador. Entre bosque y rocas que sobresalen por encima de los árboles sigue junto al llano del Joc de Pilota hacia el Pla del Catllarás. Se llega a él tras superar una corta pero criminal cuesta; por su
pendiente y por el estado del suelo, lleno de rocas sueltas que obliga a buscar el trazado ideal si no queremos bajar de la bici. Llegaremos al llano al límite tras la exigente subida.

Paso restringido en el Pla de Catllaràs
El Pla del Catllarás, con su peculiar roca, es un lugar que merece la pena contemplarlo e impregnarse de la paz que emana. A pesar de que es un lugar transformado por las necesidades ganaderas.

Pronto se llega ya al único tramo de sendero de la ruta, la única oportunidad de "trialear" un rato. Sinuoso y largo, siempre en descenso o llano, entre rocas, prados y bosques y con las marcas de GR y PR hasta poco antes de Sant Jaume de Frontanyà.

Prados con ganado durante la ruta.
El sendero deriva en una pista que desciende decididamente hacia Vilada. Es una pista pedregosa, la que en peor estado está de todo el recorrido y que hay que bajar con precaución ya que es fácil salirse de la trayectoria debido a las piedras sueltas. A pesar de la fecha durante la ruta sólo han aparecido 6
ciclistas, unos pocos senderistas y algún todo terreno. Pero desde el mirador de Roc de la Lluna la soledad es total, ni un alma durante las últimas... ¿2 horas? Sólo los rebaños de vacas en los prados o en medio de la pista. Así que entre esta soledad un ciclista solitario sólo puede darle un buen susto a un ciervo, que bajando rápidamente del margen de la pista accede a la misma y recorre unos metros delante luciendo sus grandes astas, justo hasta que encuentra un rincón por el que perderse de nuevo por el bosque. Tan rápido como había aparecido. Sin dar tiempo a echar mano de la cámara de fotos.

Gran prado entre la zona trialera
A pesar de que se desciende a Vilada algunos tramos de subida aparecen súbitamente, algunas con más pendiente de la deseada después de 5 horas de bici. Al cruzar la Ribera de Vilada otro corto ascenso lleva hasta la carretera, que hay que cruzar para por el camino al otro lado llegar al punto de partida, en claro y, otra vez, decidido y corto ascenso de nuevo.

El GPS marcó al final de la ruta 57 kms y 2177 metros de desnivel, y el tiempo de marcha fue de 5'20" a ritmo tranquilo. Las paradas para descansar, comer y sacar fotos alargan lo suficente el tiempo como para disfrutar de esta preciosa sierra. A pesar de ser básicamente por pista la califico de difícil
por el desnivel a superar y los tramos de fuerte pendiente en todo el recorrido, además del mal estado de algunas pistas que dificultan el ascenso e incluso el descenso.

El Xalet diseñado por Gaudí
El paisaje que se admira es soberbio, con vistas al Cadí, Ensija, Pedraforca, Sierra de Montgrony e incluso el Puigmal. Se recorren bosques de pino rojo (silvestre), hayas y robles salpicados de avellanos; y no faltarán los prados donde pastan vacas y caballos a sus anchas. Sólo necesita que la lluvia haga acto de presencia de manera decidida en este verano tan escaso de agua.


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viernes, 26 de agosto de 2016

Andorra: Casamanya y Tristaina

Los picos de Casamanya y Tristaina son cimas asequibles y unos extraordinarios miradores a las montañas Andorranas e incluso al cercano Pica d'Estats. En días claros la vista alcanza el Cadí, el macizo de la Maladeta y las montañas de Aigüestortes.

El macizo de Casamaya
El ascenso típico al Casamanya es desde el Coll de Ordino, al que se llega por carretera. Pero en este caso la ruta parte del pueblo o parroquia de Ordino para ascender por un camino señalizado junto al Riu de Casamanya. La primera parte transcurre por el bosque, hasta el Pla del Géspit desde donde se sigue el trazado del sendero, que a veces se pierde entre la hierba, hasta alcanzar el cordal en el Coll d'Arenes. Se trata ahora de ascender por él, con vistas a ambas vertientes.

Pic del Mig y Casamaya Nord desde Casamanya Sud
El primer pico que se corona es el Casamanya Sur, donde hay una evidente construcción de piedra que señala la cima. La subida por Ordino es solitaria pero en la cima ya hay bastantes excursionistas que han ascendio por el Coll, en un trayecto de unas dos horas y media. El Casamanya Norte es menos visitado, y algunos centrímetros más alto y llegar a él cuesta unos 15 minutos. Así que no cuesta nada hacer el doblete.

El macizo con el camino más habitual desde el Bony de les Neres
El descenso por la loma en la otra vertiente conduce al Coll de Ordino, en el cuál hay lugar para aparcar y un panel con el indicativo de los picos a la vista. Hay que cruzar el verde prado para dirigirse al Bony de les Neres, característico por su antena en la cima. Para coronarla hay que subir por una poco atractiva pista, pero entre el frondoso bosque de pino negro, por la que se accede en vehículo hasta las antenas. Antes de llegar a la cima un camino a la derecha indica la Font de Mallol; tan sólo de trata de seguir el sendero, las marcas y algún indicador para llegar fácilmente a l'Aldosa y al punto de partida.

Tabaco en Ordino.
Antes habrá que descender un terrible sendero que baja directo, sin lazada alguna, unos cuantos metros. Es inevitable detenerse de vez en cuando porque las rodillas se quejan debido a la salvaje pendiente y lo mal que se desciende.

Esta ruta presenta nula dificultad. No hay pasos aéreos ni requiere usar las manos en ningún momento. Se trata únicamente de andar y recorrer los caminos tranquilamente.


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Ascenso a Tristaina, lagos  pistas de Ordino-Arcalís

El pico de Tristaina, fronterizo con Francia, es una cima fácil de alcanzar al tener una aproximación corta y por unos parajes exquisitos. Desde la estación de esquí Ordino-Arcalís parte un sendero señalizado a los Estanys de Tristaina. Lugar de peregrinaje en verano de excursionistas casuales y
pescadores, ya que a pocos minutos de la carretera se encuentra el pimer lago, a ciertas horas del día produce sensación de saturación. Si se afronta el ascenso temprano para evitar aglomeraciones el lugar es ideal para disfrutar del día en la montaña.

Vistas desde Tristaina
La ascensión al pico requiere una corta trepada. Hasta ella el camino no presenta dificultad alguna. Varios senderos recorren las orillas de los lagos y prácticamente cualquiera de ellos lleva a los pies del contrafuerte del pico, que se muestra durante todo el camino enfrente. Las vistas en 360º son excelentes, con el cercano Pica d'Estats, Comapedrosa, Casamanya y resto de cimas Andorranas; el Estanh Forcat ya en Francia y los 3 de Tristaina. Más allá el macizo de la Maladeta y un poco antes Aigüestortes.

Por la cresta
Siguiendo las marcas amarillas y los hitos de piedras, el descenso por la cresta hacia el O añade un plus de técnica y riesgo a la ruta. En poca distancia se descienden no pocos metros. La idea es seguir hasta el pico Creussans por la cresta, pero al superar el collado los hitos de piedra desaparecen y las marcas amarillas llevan hacia los Estanys de Tristaina o bien hacia el Fourcat. Al cabo de un rato de avanzar por la cresta el recorrido se vuelve más aéreo, por lo que volvemos sobre nuestros pasos y buscamos un camino que según el mapa Alpina va a media altura por el circo.

Pica d'Estats desde la cima de Creussans
Pero ese camino parece que no existe o va a una altura inferior. Así que decidimos descender a los lagos de nuevo por el collado para ascender por el camino del Estany Creussans, coronar el pico y descender por el sendero del Estany.

Un telesilla deja justo en el collado a escasos 15 minutos del pico Creussans. La cima está concurrida por la cercanía del telesilla, abierto en esta época, pero aún así vale la pena coronarlo para tener otra perspectiva del la zona. Curiosamente disfrutamos inesperadamente de un buen rato en solitario. Debe ser la hora que cierra el telesilla...

En el descenso se pasa cerca del Estany de Caraussans, un buen lugar para refrescarse si no hacemos caso del telesilla que pasa casi por encima del lago. Sigue el descenso por un sendero, siempre junto al telesilla, que acaba justo en el bar del aparcamiento de las pistas. Lugar idóneo para  tomar una cerveza bien fría.

Sin ser una ruta difícil, ésta si es algo más exigente por la trepada para alcanzar la cima del Tristaina y el paso por la cresta, con alguna zona algo aérea y que va a exigir usar las manos y guardar los bastones.


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Las vistas desde ambas atalayas ofrecen una buena panorámica de Andorra e incluso más allá. Pero en el principado no hay valle o pueblo que no esté libre de urbanizaciones y prácticamente desde cualquier lugar se avistan las pistas de esquí. Al contrario de otros lugares del Pirineo donde las vistas
pueden mostrar parajes completamente vírgenes transmitiendo esa sensación de soledad que Andorra no acaba de transmitir.